para ti

Texto e investigación:

Liliana García Ruiz Huidobro – Relationship Manager Prima AFP

Martín Cajo Rossini – Coordinador de Cobranza Judicial Senior Prima AFP

Filomena, la impaciente

Filo es una madre soltera de 37 años que se desempeña como servidora pública del Ministerio de Justicia desde hace muchos años y está afiliada a la AFP, es decir, forma parte del Sistema Privado de Pensiones.  

En marzo del 2020 el COVID sorprendió al mundo generando una emergencia sanitaria sin precedentes. El Perú no fue ajeno y miles de familias sufrieron mucho, incluyendo la familia de Filomena.

En sus ánimos de brindar un poco de calma, el gobierno ordenó que la gran mayoría de empleados públicos no fuesen despedidos. Continuaron recibiendo sus salarios con normalidad, sin ningún tipo de suspensión o recorte. Esto fue un verdadero alivio para Filomena.

No obstante, en su afán de dinamizar la economía y dar también alivio a las familias, el gobierno de ese entonces (y los posteriores) decidieron que los afiliados del Sistema Privado de Pensiones, sin distinción alguna, reciban una autoayuda. En otras palabras, que dispongan de sus fondos para jubilación.

Así es como Filo, que se mantenía en su trabajo con normalidad, se sintió tentada a retirar sus fondos de pensión. “Quizás haya escasez”, se dijo a sí misma antes de tomar la importante decisión.

En total, en el Perú se aprobaron hasta siete retiros de dinero para que los propios afiliados puedan hacer uso de sus fondos privados. Filomena, poco a poco, comenzó a usar el dinero destinado a su jubilación, para atender gastos “urgentes”, aunque en realidad se trataba de gastos comunes. En total retiró y gastó más de 78 mil soles.*

Andrea, la prudente

En la otra cara de la moneda, tenemos a Andrea. Ella siempre se ha considerado una persona ordenada con sus finanzas. Al igual que su amiga Filo, con la llegada de la pandemia también sufrió diversos inconvenientes. Sin embargo, pudo seguir recibiendo su sueldo todos los meses, sin recortes ni atrasos.

Al enterarse de la aprobación de los retiros de fondos de las AFP, se sintió también tentada de hacerlo. Había escuchado que sus familiares y amigos dispondrían ese dinero para solventar gastos pendientes. “Definitivamente yo también los tengo”, pensó. Sin embargo, luego reflexionaría. Recordó que su fondo de pensión está conformado por los aportes que mensualmente se descuentan de su remuneración y de la rentabilidad que estos generan. Recordó también que no cuenta con otros ingresos o rentas y que probablemente en unos años, cuando decida jubilarse, su pensión será su principal fuente de ingresos.

Aunque cada cierto tiempo volvía a sentir la tentación del retiro de fondos, en ninguna de las siete veces que tuvo la oportunidad de hacerlo, claudicó.

Hoy ella mira su fondo y lo compara con el de su amiga Filo. Definitivamente no se arrepiente de haber sido prudente y sabe que en unos años más disfrutará de su pensión completa, un dinero que le permitirá vivir sin angustias.

¿Qué pasó con Filomena? A pesar de continuar trabajando, está un poco arrepentida de haber realizado los retiros de su AFP. Reconoce que su pensión de acá a unos años estará sustantivamente disminuida y el crecimiento de su dinero se verá sumamente afectado.

El caso de Filomena y Andrea nos muestran dos realidades similares. Ninguna perdió su trabajo en pandemia, pero tuvieron diferentes visiones sobre la importancia de su futuro.

Si pudieras retroceder el tiempo, ¿qué les aconsejarías a ambas?, ¿cambiarías sus decisiones?